La creación original de esta baraja continúa siendo un misterio, se hallaron sus dibujos, pero hasta donde he llegado en rastreo, nada se sabe de su autoría primaria. Sin embargo, quienquiera que fuese, sí albergaba clara intencionalidad adivinatoria y poseía conocimientos ocultistas. La Sibilla contiene un salpicado de 7 naipes que albergan significados más hondos, sus orígenes rescatados de la mitología grecoromana y de tradiciones del medievo. Hoy daremos un paseo por ellos....
El primero, el As de trébol, alude a la leyenda de Himeneo. Éste era un joven ateniense de pobre origen, profundamente enamorado de una dama noble inaccesible para él. Se conformaba con seguirla a ella y su comitiva dondequiera que fuesen y mirarla desde lejos. Un día sabiendo de una excursión, se disfrazó de dama de compañía y se camufló en la comitiva. Las damas fueron secuestradas por piratas, y fue Himeneo quien urdió con ellas la forma de matar a los piratas y quedar liberadas. En recompensa por salvar la vida de su dama, le fue permitido casarse con ella. La carta representa toda relación de compromiso y amor pasional, el matrimonio, la decisión del "para siempre", el comienzo de un gran cambio de vida, y, por supuesto, puede describir todo tipo de contratos, pactos y acuerdos de compromiso mutuo.
El pavo real. He aquí una rectificación que el maestro JD Arcuri me ayudó a hacer, y que de hecho inició mi rastreo por las cartas mitológicas que contiene la Sibilla. Además de su significado obvio, de orgullo y presunción, tiene un segundo nivel de lectura, siempre, por supuesto, que la consulta invite a éste. El pavo real que acompaña a Hera (o Juno, su versión latina) contiene los 100 ojos de Argos. Éste era su fiel cuidador y vigilante, observaba todo lo que Hera le mandase, por ejemplo las tentativas de infidelidad de su esposo Zeus!. Cuando Zeus lo mandó matar, Hera rescató sus 100 ojos y los desplegó en la cola del pavo real. Es por ello que esta carta simboliza también el esoterismo, la adivinación, y la mágica capacidad de VER más allá.
Eros o Cupido, dios del amor en la mitología Grecoromana a penas necesita mención. Hijo de Ares y Afrodita, es deidad que participa en la creación del Olimpo, lanzando su flecha que transforma, por igual el corazón de humanos y de dioses. Siempre que en la relación y conocimiento de dos, él opere, el amor verdadero está garantizado.
El Gato, sin embargo, no trae su halo mágico de Egipto en nuestra Sibilla. Se queda impregnado de la malignidad que le fue adjudicada durante el medioevo. Durante el periodo de la inquisición, queda vinculado a lo satánico y su rostro se convierte en una de las caras del diablo. Es por ello que su otro significado, en caso de ser objeto de la consulta, es la magia negra y todo lo maligno (junto con otras cartas del mazo, sobretodo las 3 figuras de picas). En un plano más elevado, como animal de Lilith, es de dónde se derivan sus otras atribuciones: rebelde, independiente, libre, sinuoso, malicioso y seductor, en resumida cuenta: la lisonja y los halagos que son falsos en el fondo y persiguen la obtención de una ventaja oculta.
La mejor carta de la baraja la ocupa Tiqué, hija de Océano y Tetis para los griegos, Fortuna para los romanos. Ciega y con cornucopia, o girando el timón de la Rueda en otros mazos, ella personifica el destino y la fortuna, y por tanto decide sobre quién y qué riega sus bendiciones de suerte y prosperidad. Nunca hay que olvidar que su presencia en la tirada de respuesta, bendice el resultado y amortigua cualquier presencia de carta negativa o maligna.
El Perro y la Mariposa, aunque en menor grado también traen impregnados ciertos rastros mitológicos que se pueden emplear cuando la consulta así lo requiera. El 9 de corazones, amor incondicional y de máximo nivel, etiqueta al can, trayendo con él vestigios de Anubis y Cerbero, acompañantes y guardianes del alma en su pasaje al otro lado tras la muerte. Así, su lealtad y custodia alcanzan mayor peso aún, si cabe. Y la Mariposa, que siendo un 10 de trébol queda reducida a un concepto cotidiano demasiado simple, la levedad y superficialidad; no pierde su simbología más honda, cuando por consulta tenga lugar. En la crisálida se transforma el gusano en mariposa, y de la boca del difunto, sale volando Psiche en forma de mariposa, cuando el alma se ha de transformar para iniciar otro viaje. Ella siempre será la transformación, y la que alberga la esencia de todo.
Feliz viaje por esta bella Sibilla italiana.
Eros o Cupido, dios del amor en la mitología Grecoromana a penas necesita mención. Hijo de Ares y Afrodita, es deidad que participa en la creación del Olimpo, lanzando su flecha que transforma, por igual el corazón de humanos y de dioses. Siempre que en la relación y conocimiento de dos, él opere, el amor verdadero está garantizado.
El Gato, sin embargo, no trae su halo mágico de Egipto en nuestra Sibilla. Se queda impregnado de la malignidad que le fue adjudicada durante el medioevo. Durante el periodo de la inquisición, queda vinculado a lo satánico y su rostro se convierte en una de las caras del diablo. Es por ello que su otro significado, en caso de ser objeto de la consulta, es la magia negra y todo lo maligno (junto con otras cartas del mazo, sobretodo las 3 figuras de picas). En un plano más elevado, como animal de Lilith, es de dónde se derivan sus otras atribuciones: rebelde, independiente, libre, sinuoso, malicioso y seductor, en resumida cuenta: la lisonja y los halagos que son falsos en el fondo y persiguen la obtención de una ventaja oculta.
La mejor carta de la baraja la ocupa Tiqué, hija de Océano y Tetis para los griegos, Fortuna para los romanos. Ciega y con cornucopia, o girando el timón de la Rueda en otros mazos, ella personifica el destino y la fortuna, y por tanto decide sobre quién y qué riega sus bendiciones de suerte y prosperidad. Nunca hay que olvidar que su presencia en la tirada de respuesta, bendice el resultado y amortigua cualquier presencia de carta negativa o maligna.
El Perro y la Mariposa, aunque en menor grado también traen impregnados ciertos rastros mitológicos que se pueden emplear cuando la consulta así lo requiera. El 9 de corazones, amor incondicional y de máximo nivel, etiqueta al can, trayendo con él vestigios de Anubis y Cerbero, acompañantes y guardianes del alma en su pasaje al otro lado tras la muerte. Así, su lealtad y custodia alcanzan mayor peso aún, si cabe. Y la Mariposa, que siendo un 10 de trébol queda reducida a un concepto cotidiano demasiado simple, la levedad y superficialidad; no pierde su simbología más honda, cuando por consulta tenga lugar. En la crisálida se transforma el gusano en mariposa, y de la boca del difunto, sale volando Psiche en forma de mariposa, cuando el alma se ha de transformar para iniciar otro viaje. Ella siempre será la transformación, y la que alberga la esencia de todo.
Feliz viaje por esta bella Sibilla italiana.
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