Uno de los usos más trascendentales para un oráculo o sistema cartomántico es el plantearle aquellas grandes inquietudes que uno albergue; temas en los que la baraja además deberá mostrarse elástica y dar cuenta de la plasticidad de su lenguaje. Comparto aquí entonces una pregunta nuestra personal y no de un consultante. ¿Reencarnamos?...
Interesante que abre la respuesta con un 7 y el palo de Tréboles; un 7 que como número nos trae la espiritualidad pero también el desafío, lo difícil. Y nos lo trae en el palo de las enseñanzas y los aprendizajes, contenidos en los tréboles, entre otras cosas. He aquí un aprendizaje espiritual que requiere de crecimiento y expansión de vida, 3 de corazones, así, como si no bastase con una. Es por ello que tras la muerte, muerte física que encontramos en el ataúd del 4 de Picas, se da una separación. Ya el mero hecho de la separación que marca el 2 de Picas, nos está claramente indicando que hay dos elementos que separar. Tras esta separación, la inmensa distancia, el cierre de ciclo espacio - temporal que marca el 10 de tréboles, el alejamiento de la tierra conocida, para ocupar una nueva identidad. Me llamó la atención con qué claridad eligió la baraja darnos un Jack, figura más anónima que los Reyes y Reinas, figura casi comodín, que parece un traje nuevo, donde anida el nuevo corazón, la nueva vida, y el ciclo vuelve a empezar.
Sí, reencarnamos, y lo hacemos con un propósito esencial de aprendizaje espiritual que requiere de más de una vida. Fue claro y explícito el lenguaje de respuesta, como lo es esta baraja.
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