Cuando uno necesita alejarse de las profundas aguas del Tarot, las barajas de 52 cartas que estudiamos en esta Cartomancia52 son un magnífico refugio al que acudir. Pragmáticas y directas, y más completas y equilibradas que otros sistemas menores, iluminan el camino con rotundidad, dando los hechos sin miramiento ni sutilezas. De entre ellas, hay una joya que tiene beneficios extra según he podido descubrir. O al menos, extras que para mi han supuesto logros de un especial valor. Tras investigar, estudiar y probar el sistema Lenormand (y no me refiero a la baraja, sino al sistema cartomántico de 36 cartas, tal y como me lo enseñaron y apliqué) percibí que algo iba mal. La rigidez del sistema, la no posibilidad de flexibilizar más allá de la estructura gramatical y constructora de frases oraculares cerradas, y mis dudas con respecto a los significados de ciertos símbolos que había tenido que aprender por imposición, me fue minando. Y coincidiendo con mi malestar, Ryan Edward lanzó su Maybe Lenormand. En cuanto empecé a ver sus bocetos y sus ampliaciones de cartas, me enamoré, y pensé que esta baraja sí podía permitirme emplear símbolos cartománticos clásicos sin la rigidez de un sistema que, para peor, ya tenía demasiado internalizado. Un año después puedo afirmar que así ha sido, y con la fiabilidad y precisión de sus vaticinios ya comprobada, compartiré aquí conclusiones y utilidades, más, por supuesto, lecturas con ella.
Lo primero, necesariamente, ha de ser comentar su belleza. De trazo fino y elegante, logra compendiar la técnica artística moderna con el estilo decimonónico en sus ilustraciones, alcanzando una baraja limpia y purista que transmite directamente los símbolos y mensajes tanto en tiradas menores como en tableros más complejos. Es hermosa, ligera y de gran profundidad a la vez. Y en segundo lugar, lo que en mi opinión es su punto fuerte: sus 16 naipes añadidos, y cómo éstos mejoran los 36 anteriores, en lugar de crear confusión como algunos compañeros temían. No perderé tiempo aquí en comentar las otras barajas más antiguas de dónde provienen estos naipes, porque lo más importante es que el conjunto de 52 cartas resulta equilibrado y completo. Y mucho más importante aún, los símbolos añadidos nos ayudan a descargar de elementos "forzados" o demasiado plurales a los 36 símbolos Lenormand. Así pues, si alguna vez te costó asumir que la Luna fuese el honor, ya no has de hacerlo; si para describir un problema de salud querías algo más claro que el árbol, ya tienes otro naipe que lo complementa. Y sobretodo, si te cansaste de tener que leer las Lenormand así como robot gramatical, ya no has de hacerlo, pues algo que enseña muy pronto el Maybe es que la lectura de símbolos de los posos del café, de la cartomancia gitana auténtica, es más libre y no depende de un sistema rígido que fue creado realmente para una baraja de Piqué.
Veámoslos...
Respectivamente y por orden, son: El Cerdo, El León, Las Manos, La Rosa, Baco, Los Estoques, El Gato, La Medalla, El Enfermo, El Ojo, La Chimenea, El Flechazo, El Rayo, El Espejo Roto, El Tren, La Caja Fuerte.
Empecemos por esta última, la Caja Fuerte, símbolo del dinero y las grandes ganancias que despoja a los Peces del vil metal y los deja para la abundancia, la profundidad, y el agua en todas sus acepciones simbólicas, además del exuberante Rey de Diamantes, claro. El Tren, que despoja al Jinete de su acepción de traslado para que él sea limpiamente todo lo que llega a nosotros; el Tren nos habla de velocidad, de desplazamientos y lugares no tan lejanos como el Barco, de recorridos y caminos que hay que recorrer (no olvidemos que "Los Caminos" es realmente la Encrucijada). El Espejo Roto viene a dar la otra cara del Trébol de cuatro hojas, equilibrando así las dos caras de la suerte. El Rayo despoja a la Guadaña de lo "repentino" y añade un símbolo útil y neutro de shock y despertar fulgurante. Cupido diferencia el flechazo impulsivo, del amor verdadero que vemos en el Corazón. La Chimenea nos da la otra cara de La Casa, igual que ocurre en la Sibila, una cosa es el bien inmueble y otra distinta tu intimidad. El Ojo, símbolo terrenal y/o celestial, otro añadido muy útil. El Enfermo complementa al Árbol. La Medalla da los honores y galardones, dejando a la Luna que sea lo que ella realmente es. El Gato, para todas aquellas veces en que viste que el Zorro no era tan malvado, y sólo un zalamero. Los estoques cruzados, describen el conflicto y pelea entre dos que supone un duelo, y que libera a las Varas (o látigo) para que ellas describan la ira, y el castigo en términos tradicionales. Baco, la fiesta y el vino, símbolo de celebración y ligereza, que nos faltaba y a veces viene bien, y otras puede hablar de evasión o adicción. La Rosa, del arte, de la pasión y de las espinas, símbolo que da mucho juego, a pesar de tener un Bouquet y unos Lirios, resulta impresionante cómo no se pisan estos naipes florales en los tableros. El Apretón de Manos que nos sirve para el saludo o la reconciliación, dejando los compromisos y contratos mayores en el Anillo. Ese León rugiente que trae el orgullo y la majestuosidad, dejando al Oso para fuerzas y jefaturas más específicas. Y finalmente, el Cerdo, símbolo que habla de tener las necesidades cubiertas, sin ningún lujo ni oro extraordinario, sino más bien el pan que nos garantiza la vida.
Un lujo de baraja, cartomancia excelente que puedes encontrar en los distribuidores más habituales o en la web del artista que la creó www.inset.cards . Y ahora, como dice nuestra Camelia Elias... ¡lee como el diablo!, lee las cartas tal y como las ves, cartomancia pura y dura, y disfruta!!.
Continuará...